Ratatouille, la película de Pixar, nos muestra claramente qué pasa detrás de las puertas que separa a los comensales de los cocineros en un restaurante. Además, nos permite entender cómo funciona una cocina profesional y que importante es la división de roles dentro de ella.

En una de las primeras escenas en las que aparece Linguini, quien posteriormente va a progresar en la cocina con la ayuda de Remy (el ratón protagonista de la película), este le entrega una carta a Skinner, un hombre bajo y gruñón, señalando que esta podría ayudarlo a alcanzar un puesto en la cocina. Skinner, indiferente, murmura que lo tendrá en cuenta, pero cuando quiere retirarse a su oficina uno de los cocineros le señala que ya contrataron a Linguini. “¡¿Qué?! ¡¿Contrataron a un nuevo empleado y sin mi permiso?!”, vocifera Skinner entre el enfado y la indignación.

La búsqueda y contratación de nuevo personal es una de las tantas funciones que el jefe de cocina debe cumplir. Los puestos dentro de una cocina profesional son muy delimitados y estas fronteras son muy respetadas, de ahí la furia de Skinner. La asignación de funciones y los horarios de los empleados también son tareas del jefe de cocina. Es él quien lidera a todo el equipo que trabaja allí dentro y por eso se encarga de distribuir y supervisar todo lo que allí suceda.

Este control sobre la cocina lo hace también responsable de estar atento a qué falta por lo que está a cargo de estar en contacto con los proveedores asegurándose de que le brinden los productos de mejor calidad y al menor precio posible.

Por otro lado, el jefe de cocina también debe asegurarse de que su equipo esté a la altura de las circunstancias brindando asesoramiento y capacitación. Además, es quien tiene que lidiar con los reclamos o críticas de los clientes y aconsejar a los meseros en caso de que necesiten ayuda con un comensal.

Antes de que un plato cruce la puerta, debe pasar por los ojos del jefe de cocina que controla que el emplatado y la temperatura sean las correctas. La seguridad, el respeto de las normas de higiene y manipulación de comida y la limpieza también deben ser controladas por este quien, en caso de una infracción, será el responsable.

Sus tareas no solo se cumplen con delantal, sino también con calculadora, pues el jefe de cocina debe realizar informes que detallen los gastos y las ganancias. Esto cobra sentido al ser quien lidia con los proveedores. Además, se encarga de definir el tamaño de las porciones y redactar los menús y cartas.

Si bien es el quien está en lo más alto de la jerarquía de la cocina, debe infundir valores como el respeto, el compañerismo, la responsabilidad y el optimismo. De esta manera el ámbito laboral dentro de la cocina será ameno a pesar de la presión y la rapidez con la que deben trabajar diariamente los cocineros. 

La Oficina de Estadísticas del Trabajo señala que un jefe de cocina puede llegar a ganar 46.000 euros anuales, lo que equivale a 3.000 euros por mes. El salario depende de factores como la categoría del restaurante, la experiencia y formación del profesional, etc.

El sueldo mínimo de un cocinero es de 1.515 euros mensuales, pero el del jefe de cocina duplica este número. Los salarios varían según el restaurante y, en algunos casos, los jefes de cocina llegan a ganar 8.000 euros por mes.

La formación como jefe de cocina y experiencia en todos los puestos a desempeñar dentro de una cocina es muy valorada, ya que, al haberlo hecho, el jefe de cocina tiene más conocimientos a la hora de resolver problemas. Además, es muy importante que tenga conocimientos en costumbres culinarias, una gran compilación de recetas y que sepa, mínimamente, inglés.

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