Aprender a organizar nuestras jornadas laborales catapultará nuestro trabajo ya que administrar la distribución consciente del tiempo nos permitirá administrar nuestra energía para ser mucho más productivos y organizados. Es importante saber entonces diferenciar entre lo importante y lo urgente y diseñar rutinas de productividad. Para organizarse en el trabajo tenemos algunos pasos que hay que seguir:

1. Hacer una lista con los objetivos del día apenas nos levantemos: podemos hacer la lista la noche anterior teniendo en cuenta las tareas que no llegamos a cumplir para hacerlas al día siguiente. Tener una hoja de ruta nos dará otra perspectiva desde la cual pararnos para abordar un conjunto de encargos.
2. Lo mejor para lo último: empezar con la tarea más compleja nos dará satisfacción al terminarla y nos sentiremos con energía para emprender las otras con un mayor grado de dificultad. De todas formas, es valioso distribuir nuestras tareas a lo largo del día según el horario en el que nos sentimos más productivos.
3. Que no sea solo organización mental: es importante dejar registrado en una aplicación o en una agenda el listado de tareas a cumplir. De esta manera vamos a poder tachar lo que ya hemos terminado dándole así un estimulante al cerebro para avanzar hacia el próximo deber. También podemos dividir las tareas por categoría, por ejemplo: reuniones, asuntos personales, respuestas de mails, etc. La categorización nos ayuda a la hora de priorizar lo que es más importante o urgente.
4. Priorizar reuniones: es importante saber reconocer qué reuniones valdrán realmente la pena y no hacer un uso excesivo de esta herramienta. Si son regulares, no deberían durar más de 30 o 40 minutos. Debería darse aviso tres días antes de la reunión y tomar nota de las decisiones en ella tomada.
5. Administrar las tareas: en los últimos años las empresas han observado que los empleados más eficientes son los más fatigados. Esto se debe a la mala administración de los flujos de trabajo. Hay que saber priorizar qué es importante, qué es urgente y qué se puede delegar a otros.
6. Tiempo para uno mismo: tomarnos pausas hará nuestro trabajo mucho más efectivo porque nos reconectaremos con nosotros como humanos y no como empleados. Es importante que cada media hora estiremos nuestros cuerpos, respiremos con técnicas de mindfulness o meditación.

La calidad en el trabajo nos indica la productividad y eficacia del personal para alcanzar los objetivos establecidos para una tarea. Los candidatos ideales son entonces aquellos que hacen un buen uso de los recursos (pues mientras menos consuma, más redituable para la empresa es), cumplen sus tareas con eficacia y brindando una buena calidad gracias a sus rutinas laborales. Los pasos desarrollados para tener una rutina laboral productiva son, entonces, esenciales para ser un empleado provechoso.

Existen diversas maneras de medir la calidad de un empleado. Por ejemplo:

èEvaluación por objetivos: si son alcanzables, el cumplimiento de los objetivos es una buena estrategia para valorar la eficiencia de un empleado. La calidad de la tarea cumplida es la protagonista en este tipo de observación.

èEvaluación 360°: consiste en el feedback constante a los trabajadores por parte de compañeros, jefes, supervisores, etc.

èAutoevaluación: es interesante también que el mismo empleado pueda identificar sus fortalezas y debilidades. Esto lo hará más consciente de aquello que puede potenciar y aquello que debe modificar.

El ámbito donde el empleado trabaja también juega un rol trascendental en su desenvolvimiento profesional. Las formas de generar una buena calidad de vida laboral varían según las condiciones demográficas, económicas, sociales y culturales del personal. Por eso debe ser un proceso estudiado y diseñado personalmente

Existen distintas maneras. Por ejemplo, la empresa puede velar por la salud de su personal brindando entrenamientos, dando seminarios o contratando un proveedor que ofrezca este servicio. Así se reduce el estrés y aumenta la motivación y, consecuentemente, la productividad. Por otro lado, las oficinas deben tener buena luz natural, sillas cómodas, decoración, etc. para que el empleado se sienta a gusto en el espacio donde pasará la mayor parte de su tiempo.

Estas estrategias tendrán un impacto positivo en el personal aumentando la satisfacción laboral, la motivación, la creatividad, promoviendo una comunicación abierta y la colaboración, y reduciendo el estrés.  Es importante escuchar a los empleados para comprender qué tiene relevancia para ellos y qué necesitan.

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